Homilía - Monseñor Han Lim Moon
Solemnidad Nuestro Señor Jesucristo, Rey de Universo
Ciclo A - 22/11/2020 (San Mateo 25, 31-46)
¡El juicio final! ¿Puede adelantarse ya?
¿Cómo sucederá?
Y tu “destino…?
Cuando te encuentras en un semáforo con un malabarista, limpiador de parabrisas o un mendigo, ¿qué piensas,
qué sientes y qué haces? Si un compañero de trabajo, de escuela o vecino sufre necesidades, ¿qué haces?
qué sientes y qué haces? Si un compañero de trabajo, de escuela o vecino sufre necesidades, ¿qué haces?
Hoy celebramos a Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, quien llegará glorioso para darnos un “cielo nuevo y una tierra nueva”.Y cuando Él venga, toda su luz caerá sobre nosotros. La verdad saldrá abiertamente a la luz: nuestros pensamientos, nuestras obras...Nada quedará oculto, conoceremos el sentido último de la Creación, comprenderemos los maravillosos caminos de Dios para nuestra salvación (cf. YouCat nº 163).
Luego, tendremos el juicio final para todos. Jesús nos separará como el pastor separa a las ovejas de los cabritos.
¿Y con qué criterio? ¡El del Amor al prójimo o no! Especialmente a los más necesitados: hambrientos, sedientos, forasteros, desnudos, enfermos, presos; y no sólo en sentido material, sino también espiritual.
¿Y cuál es el fundamento de este único criterio de Jesús?
1. Ante todo, el amor de Dios a los hombres es tan grande que Él quiso compartir nuestra naturaleza y vivir entre nosotros por medio de su Hijo hecho hombre, Jesús.
2. Pero poniendo más atención a los más necesitados, como suelen hacer los papás con sus hijos más frágiles (cf. San Lucas 15,1-7).
3. Aún más, Jesús por amor sufre y muere en nuestro lugar para curarnos y salvarnos (cf. San Mateo 8,17).
Así, Él se identificó de manera muy profunda con todos los hombres, especialmente con los más necesitados. Y finalmente, al morir y resucitar por nosotros, nos regaló Vida Nueva.
4. Ahora, ante este inmenso amor de Jesús, ¿cómo respondemos? Atendiendo con mucho amor a nuestro Rey, especialmente presente en nuestros necesitados.
En consecuencia, así como Jesús tiene predilección por los necesitados, nosotros, al atenderlos, nos hacemos semejantes a Él. Y así somos cada vez más “imagen y semejanza” del Hijo de Dios.
En resumen, estas cuatro razones conducen al único criterio de Jesús en el juicio final, ¡el amor al prójimo!
Y ahora nos preguntamos, ¿estamos preparados para el juicio del amor? Las siguientes preguntas nos pueden ayudar para autoevaluarnos”: ¿cuándo y cómo fueron las últimas veces que atendí a los necesitados? ¿Qué hice por ellos? ¿Realizo obras de misericordia periódicamente? Un necesitado, ¿es mi Rey y Señor?
Para una mejor práctica del amor a los hermanos más necesitados, te comparto lo que hacen las hermanas de la congregación de la Madre Teresa de Calcuta. Ellas, todos los días, hacen dos horas de adoración al Santísimo y celebran la Misa antes de atender a los necesitados y moribundos. Porque Jesús, presente en los sacramentos y en la Palabra de Dios, abre los ojos de la fe para descubrirlo en ellos como Rey, y el corazón para amarlo y servirlo mejor.
Por último, al final de los tiempos, Dios dispondrá un “cielo nuevo y una tierra nueva”. Los deseos de paz y justicia de los redimidos se verán colmados. El Dios trino enjugará toda lágrima de sus ojos y ya no habrá más muerte. Y contemplar a Dios cara a cara será como un único y eterno momento de amor (cf. YouCat nº164; 158).
Querido amigo, querida amiga, ¿sabes cómo puedes reservar ya tu lugar a la derecha del Rey del universo? Practica obras de misericordia a tus necesitados en tu vida cotidiana. Entonces, tu juicio final futuro se adelanta aquí y ahora. ¡Y ya estás a la derecha del Rey del universo!
Y Él te dice: ¡ven, bendito/a de mi Padre, y recibe en herencia el Reino preparado desde toda la eternidad! Amén.
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