Cuarto Domingo de Adviento - Ciclo B - 20/12/2020
(San Lucas 1, 26-38)
¡No pierdas esta GRAN ALEGRÍA!
¿Preparaste tu PESEBRE para Jesús?
Un novio está muy enamorado y decidido a casarse para siempre y le propone casamiento a su enamorada. ¡Imaginas cuál será la respuesta más esperada por él! ¿No? ¡El SÍ alegre lleno de emoción de parte de ella!
El evangelio de hoy presenta al ángel Gabriel trayendo la propuesta de alianza de parte de Dios, quien siempre brindó su amor incondicional a la humanidad pero no fue correspondido como Él esperaba. Y ahora encontró en la Virgen María, representante perfecta de la humanidad, una aceptación dócil, plena e incondicional.
Cuando el ángel entró a la casa de la Virgen María la saludó diciendo: “¡Alégrate!”.
Ahora, ¿cuáles son los motivos de esta alegría?
1. Que llegó el momento anunciado, prometido y esperado de la salvación de Dios para todos los hombres.
2. Que Ella es la “favorecida” de Dios, es decir, “Él la miró con infinita bondad”.
3. Además, Dios le confirma que “está con Ella” en todo momento, porque el Amado quiere estar siempre con su amada.
4. Y que Dios, ante la belleza de la Inmaculada Virgen María, se alegra tanto que su alegría se convierte en la alegría de Ella, como Adán cuando vio a Eva (cf. Génesis 2,23).
Luego, el ángel le dice a la Virgen: “concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”.
¿Y cómo se dio esta concepción de Jesús? En primer lugar, María lo concibió en su corazón por la fe en la Palabra de Dios, luego en su seno. En esta concepción, Ella ofreció su alma, cuerpo y corazón para que el Hijo de Dios tomando de su carne, se encarnara en Ella. Así dio a luz a Jesús, que quiere decir “Dios salva” a toda la humanidad. Y todo esto, por la acción del Espíritu Santo.
Ahora, esto que sucedió con la Virgen María, ¿puede suceder con nosotros? Sí, aunque evidentemente no de la misma manera.
Cuando escuchamos la Palabra de Dios con fe, comenzamos a concebir al Hijo de Dios en nuestro corazón. Al ofrecerle alma, cuerpo y corazón lo encarnamos en nuestra persona y Jesús, el Salvador, se hace presente en nosotros. Luego, damos a luz a Jesús a todos los hombres. ¿Y cómo es posible? Por la acción del Espíritu Santo y “no hay nada imposible para Dios”.
Por eso, a medida que escuchas la Palabra de Dios, la meditas en tu corazón y le respondes con gozo como la Virgen María: “yo soy servidor, servidora, que se cumpla en mi lo que has dicho”, estás encarnando a Jesús, el Salvador, en ti y para todos. ¡Qué hermosa misión dar a luz a Jesús para todos los hombres!
Querido amigo, querida amiga, ¿sabes cómo preparar el mejor pesebre en tu corazón para esta Navidad? Como lo hacen los novios cuando se casan, ofreciéndole a Dios con gran emoción tu SÍ deseado, seguro y gozoso. Entonces, como la Virgen María y San José, ¡tendrás una Navidad llena de amor y paz! Amén.
[19/12 2:29] Ale Prac: ¿Quieres desearles “verdaderamente” una FELIZ NAVIDAD a tus amigos? Entonces COMPARTE este saludo: “¡ALÉGRATE!”
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