¡Buena Noticia para levantar nuestro ánimo! ¡Duerme tranquilo/a! ¡Dios protege a los tuyos!

¡Buena Noticia para levantar nuestro ánimo! ¡Duerme tranquilo/a! ¡Dios protege a los tuyos!

Homilía - Monseñor Han Lim Moon                     

Domingo 11° durante el año - Ciclo B - 13/6/2021

(San Marcos 4, 26-34)

26 Jesús decía a la multitud: «El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: 27 sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. 28 La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. 29 Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha». 30 También decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? 31 Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, 32 pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra».33 Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. 34 No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo. (Mc 4, 26-34)

¿Estás viviendo un tiempo de desanimo o desesperanza por los “golpes de la vida”, especialmente durante este tiempo de pandemia? Fallecimiento de seres queridos, temor al contagio y a la pérdida de trabajo en una incertidumbre social. Además, vivimos muy restringidos para celebrar la vida e inclusive para alimentar nuestra fe y nuestra esperanza.

El Reino del Amor de Dios: ¡Él trabaja día y noche!

 En medio de todo esto, hoy, el Señor nos anuncia una muy Buena Noticia. ¿Quieres escucharla?

En el evangelio de hoy, Jesús presenta el reino del Amor de Dios diciendo: “es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante…, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo”. 

    En concreto, ¿cuál es la Buena Noticia para nosotros?

·       Al igual que una semilla que necesita una mínima condición para brotar, el reino del Amor de Dios comienza a brotar por su propia vitalidad echando raíces en terrenos inhóspitos y encontrando su camino de crecimiento.

·       Otro aspecto de esta Buena Noticia es que como el Amor de Dios es infinito, la semilla de su Palabra, que es la expresión de su Amor, no muere nunca. Por eso, cuando una persona escucha la Palabra de Dios, con una mínima condición de disponibilidad, Ella echa raíces en su corazón dando frutos de vida eterna.

En una palabra, hoy, Jesús nos anima a perseverar confiando y esperando en el poder de su amor, más allá de nuestro esfuerzo. Sin embargo, esto no significa que esperemos pasivamente. 

Nuestro compromiso con el Reino del Amor de Dios 

Entonces, ¿qué nos corresponde hacer? 

-         Preparar el mejor terreno posible en todos los corazones para que sean disponibles, abiertos y expectantes.

-         Sembrar la Palabra de Dios, ya sabiendo que el amor de Dios manifestado en su Palabra nunca muere. ¡Esta es la razón por la cual sigo proclamando la Palabra de Dios!

-         Ayudar a crecer la semilla de la vida brotada en los corazones, en un ambiente comunitario, por medio de la catequesis, la Palabra de Dios, la oración, los Sacramentos y las obras de caridad.

En síntesis, más allá de nuestro esfuerzo, la Buena Noticia de hoy es que Dios obra maravillas en nosotros porque así lo quiere. Y como todo esto va mucho más allá de la lógica de este mundo, sólo podremos comprenderlo si el Maestro nos explica (cf. vv- 33-34).

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Querido amigo, querida amiga, ¡Dios nos ama tanto que, más allá de lo que somos o merecemos, Él obra maravillas en medio de cualquier circunstancia que estemos viviendo!

Por eso, junto a San Pablo podemos afirmar con certeza: “¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre…los peligros, la espada?...Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquél que nos amó” (Romanos 8, 35.37). Amén.

 

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