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¡Aún tienes una gran ESPERANZA…! Homilía 1er Domingo Adviento Ciclo B


Homilía - Monseñor Han Lim Moon
Primer Domingo de Adviento - Ciclo B - 29/11/2020
(San Marcos 13, 33-37)
¡Aún tienes una gran ESPERANZA…!
¡Te hará feliz y ansioso/a!

Conocí a una señora que todos los días esperaba a su marido que regresara del trabajo. Lo esperaba en la estación del tren con sus hijitos y con el mate. Seguramente muchas veces habrás esperado feliz y ansioso/a a alguien a quien amas mucho.
El domingo pasado finalizamos el año litúrgico celebrando a Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Hoy comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo llamado Adviento, que significa advenimiento glorioso de Jesucristo Rey.
 En una palabra, tanto en el final como en el principio del año litúrgico, celebramos la misma venida gloriosa de Jesucristo para remarcar que Él es el fin de nuestra vida.
Es muy importante comenzar este nuevo año litúrgico con la mirada puesta en la venida gloriosa del Señor porque señala nuestra meta y nos orienta para que no perdamos el rumbo en la vida.
Ahora, esta venida de Jesús, Rey glorioso es tan majestuosa que sorprende a toda la creación.Y ella se expresa con fenómenos extraordinarios: el oscurecimiento de sol y luna, la conmoción de los astros etc. (cf. San Mateo 24, 29). A continuación, el Rey hará el juicio final. Pero para nosotros este encuentro con el Rey glorioso será el momento más esperado y feliz.
Todavía me acuerdo de una anciana bastante mayor a quien fui a dar la unción de los enfermos hace unos treinta años. Ella estaba bien lúcida y por eso conversamos un poco. Me di cuenta de que era una mujer de mucha fe y me animé a preguntarle si tenía miedo de morir y encontrarse con el Señor. Ante mi pregunta su rostro se resplandeció y me contestó que hacía años que estaba esperando ese encuentro maravilloso con el Señor.
¿Por qué me respondió así? Porque ella ya conocía y amaba de corazón al Señor Jesús, quien llegó a este mundo en forma humilde hace dos mil años en la navidad y se quedó con nosotros.
Ahora, entre su venida humilde y la venida gloriosa, el Señor sigue viniendo en forma discreta a nuestra vida cotidiana, y esta venida se llama “intermedia”.
Durante este tiempo intermedio, el fuerte amor entre el Señor y nosotros y la certeza de que vendrá glorioso a buscarnos, van transformando nuestras actitudes y comportamientos que pertenecen a lo característico de los cristianos:
1. Un corazón despierto, feliz y ansioso que lo ama y espera (cf. San Marcos 13, 33-37).
2. Saber valorar en su justa medida las cosas de este mundo que son relativas, incluso los sufrimientos (cf. Romanos 8, 18-25).
3. Desarrollar con fidelidad y responsabilidad nuestros talentos para nuestro crecimiento y el servicio al prójimo.
4. Tener la certeza de que Dios completará su obra en nosotros (cf. Filipenses 1, 6).
5. Ser pacientes en este tiempo de espera, ya que es el tiempo de la conversión para todos (cf. 2 Pedro 3, 8-9).
6. Celebrar al Señor que está ya presente y anunciar su llegada gloriosa orando “ven, Señor Jesús”, especialmente en la Eucaristía (cf. Apocalipsis 22, 20).
Querido amigo, querida amiga, ¿acaso puedes esperar ansiosamente un encuentro con alguien que no conoces ni amas? ¡No! Justamente este tiempo de Adviento te sirve para que conozcas más al Señor y así puedas amarlo mejor, librándote de las preocupaciones secundarias de la vida.
Así, en este tiempo de Adviento, preparémonos felices y ansiosos para el encuentro eterno y amoroso con el Señor glorioso, invocándolo y clamándole: “¡ven, Señor Jesús!” “¡ven, Señor Jesús!”. Amén.

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